Tropicalizando el noreste al mundo: ciudades conversacionales


Terminó al fin el Forum en Monterrey que aparte de dejar bonitos monumentos, lugares nice, y el recuerdo de conciertos-espectáculos y presentaciones estelares creo yo que a muchos nos  dejó un signo de interrogación: Y ahora ¿Qué sigue?.

Entre todos los temas que se tocaron por semana en este evento de talla mundial, existieron los Diálogos. Durante 80 días se pretendió que expertos en el tema que adornaba la semana, conversarán con los ciudadanos de la región noreste del país. Fue así como uno de los viernes en el diálogo de la semana 8 a las 3 de la tarde, se postuló el tema rimbombante sobre el renacimiento de la ciudad: Reinventando Monterrey. Se encontraba Edna Pasher (reconocida consultora de origen israelí junto con Charles Landry y Fernando Chaparro) expertos en el medio que, preguntaban a los asistentes, con palabras más rebuscadas, si nosotros los ciudadanos comunes y corrientes entendíamos el concepto de “Ciudad del Conocimiento” porque ellos se percataban de que la alta administración (gobierno y tal) estaban concientes de los términos (al menos) que estaban utilizando en los discursos de apertura. Se notaba que creían saber hacía a donde nos dirigían.

Sin embargo, del dicho al echo hay un gran trecho y sabemos que hay una gran brecha entre ellos (gobierno y académicos) y el populi sin generar distinción pero es evidente que el teléfono descompuesto, ni si quiera le llega a mi vecina que vive al igual que yo en la zona clasemediera que forma parte de la cascada de información que cae como cualquier catarata. Históricamente como la pirámide social azteca que viéndonos bien nacionalistas, ni los españoles ni franceses nos pudieron quitar: La primera: nobleza, formada por los altos funcionarios del gobierno, los sacerdotes y los guerreros que se habían distinguido en las luchas. La segunda era la de los mercaderes. La tercera era la masa de la población, agricultores y artesanos. Y la cuarta estaba conformada por los prisioneros de guerra, los expulsados del clan por deudas o mala conducta y las tribus sometidas. Si a esto le añadimos nuestras mexican masks y el chismorreo evidente y sin precedente, nos enfrentaremos con el reto de modificar nuestro folklor que data de una historia bien arraigada.

El reto de la ciudad conversacional que viene después de todo espectáculo, de toda ponencia, de todo circo, baile y festival que trajo el Fórum es muy distante de lo común en su línea, o en otra palabra: descomunal. Mi abuelita diría que todo se puede en esta vida y yo incluso lo aceptaría. Pero creo que aún no se han ideado las estrategias necesarias para llegar, pues aunque existen modelos aplicados en ciudades europeas del conocimiento (Barcelona no te acabes) en México, somos peculiarmente diferentes.

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